Escapando al escenario
Varios niños, maltratados por su gobierno y despojados de su niñez, luego se convirtieron en artistas de talla mundial que cuentan sus historias sobre los principales escenarios del mundo.
De hecho, de una u otra manera, muchos de los artistas de Shen Yun comparten una historia en común: ser perseguidos por su fe a manos del mayor régimen totalitario del mundo. Sus historias incluyen terror y valentía, tragedia y esperanza.
"Un día", dice el primer bailarín Steven Wang, "esta persecución finalmente terminará".
Renacimiento y resistencia
Shen Yun, una organización sin fines de lucro establecida en 2006 por un grupo de artistas chinos de elite en Nueva York, fue fundada con una ambiciosa misión: revivir la cultura tradicional mediante la danza clásica china, un medio que entretiene y educa a la vez. La iniciativa atrajo talentos de todo el mundo, incluyendo de China.
Pero en China, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha estado librando –según sus propias palabras– una guerra contra la tradición, la religión y la historia durante décadas. Es por eso que Shen Yun solo pudo ser establecida fuera de China, y hasta el día de hoy no puede actuar en dicho país.
Quienes salieron de China para integrarse a Shen Yun tuvieron que arriesgarlo todo. Algunos ya habían perdido mucho.
De parques a prisiones
Tras la sangrienta Revolución Cultural de Mao Zedong en las décadas del 60 y el 70, en China florecieron las prácticas de meditación y qigong. Los parques se llenaban al amanecer de millones de personas realizando ejercicios lentos para conseguir salud y longevidad, y quizás también algo tradicional.
En 1992, hacia el final del auge del qigong, el Sr. Li Hongzhi presentó Falun Gong ante el público. Las enseñanzas de Falun Gong (también conocido como Falun Dafa) son diferentes de la gran mayoría de las disciplinas que se enseñaban públicamente en ese entonces, ya que Falun Gong enfatiza la elevación moral y espiritual sobre todo lo demás. Los practicantes de Falun Gong se esfuerzan por vivir siguiendo los principios de "verdad, compasión y tolerancia" en sus vidas diarias, y disfrutan de un bienestar físico y mental producto de la meditación.
El PCCh, que originalmente apoyó la causa, luego consideró a estos valores –y a las personas que los practican– como una amenaza directa a su existencia. En 1999, la antes celebrada práctica espiritual fue prohibida y los 100 millones de personas que –según se estimaba– practicaban Falun Gong fueron considerados enemigos del Estado de la noche a la mañana.
La persecución, que sigue en efecto hasta el día de hoy, intenta destruir a estas personas desde el aspecto económico, social y físico. Las tácticas abarcan desde acoso, difamación pública y robos, al arresto arbitrario, la tortura, el asesinato e incluso la sustracción de órganos para su venta.
Una familia quebrada
Para Steven Wang, que se crió en China, la vida familiar de pequeño fue bastante turbulenta. Sus padres no vacilaban en tener una mano dura y la naturaleza rebelde de Steven les daba muchas razones para hacerlo. Pero el ambiente cambió cuando sus padres comenzaron a meditar. Su madre, que antes tenía un carácter explosivo, se convirtió en una persona muy calma, y su padre también cambió mucho. Justo cuando la familia Wang había comenzado a disfrutar de una vida más armoniosa, comenzó la persecución.
Sus dos padres fueron secuestrados y sentenciados sin juicio. Steven los visitaba tanto como la policía se lo permitía, lo cual no era muy seguido, y veía cómo sus padres forzaban una sonrisa y le decían que todo estaba bien. A lo largo de varios años, los padres de Steven fueron arrestados en varias ocasiones, siendo torturados y luego liberados en diferentes momentos. Steven recuerda que desde el primer arresto, nunca pudo tener a ambos padres presentes al mismo tiempo.
Steven, que comenzó a estudiar danza en China, luego pudo escapar a Estados Unidos e ingresar a Shen Yun, pero sus padres no tuvieron tanta suerte. Su padre fue torturado casi hasta la muerte; lo liberaron de prisión pero murió poco después por complicaciones médicas. A Steven no se le permitió volver a China para el funeral de su padre.
Su madre sigue en China y ha sido encarcelada varias veces, mientras él sigue apelando a representantes estadounidenses para que ayuden a liberarla.
Actuar con Shen Yun le ha permitido a Steven contarle al mundo la historia de su familia y de muchas otras.
"Cuando represento a un practicante de Falun Gong siendo perseguido, me baso en mis propias experiencias", cuenta. "Estas son cosas que realmente le pasaron a gente muy cercana a mí".
Como mentor de jóvenes bailarines de Shen Yun, espera "usar esta forma de arte para crear conciencia de la persecución que está ocurriendo en China y encender la chispa del sentido de justicia en el corazón de la gente".
Huérfana de padre a los 4 años de edad
Ellie Rao nació en una típica familia de clase media de China, aunque su infancia no fue para nada típica. Un día, la policía irrumpió en su casa y se llevó a su padre. Élla vio al coche patrulla alejarse con su padre adentro, y esa fue la última vez que lo vería. El Partido Comunista lo encarceló y torturó hasta la muerte por su fe. Ellie solo tenía 4 años de edad.
A los 9 años, Ellie y su madre tuvieron que irse de China. Corrieron muchos riesgos para escapar a Tailandia, y luego pudieron llegar a salvo a EE. UU., donde una pequeña y conmocionada Ellie quiso estudiar danza. Desde California a Nueva York, logró ingresar a Shen Yun y, como primera bailarina en la compañía, ahora cuenta su historia bailando para un público internacional.
"Un régimen podrá despojarte de tu niñez, despojarte de tu familia", dice, "pero nunca podrá despojarte de tu fe".
"Quiero usar mi danza para contarle al público que el mundo necesita verdad, compasión y tolerancia", dice.
La historia de una instrumentista
Algo que distinguía a la China anterior a 1999 era la enorme cantidad de practicantes de Falun Gong. Por todo el país, la gente se reunía en los parques y meditaban o estudiaban juntos antes de irse a trabajar. El gobierno elogiaba ese tipo de actividades y reconocía que se trataba de una tendencia saludable.
Pero todo cambió de la noche a la mañana. Las mismas personas pacíficas –de todos los estratos sociales– ahora debían escapar de la policía secreta o iban a la Plaza Tiananmen a sostener banderas que decían "Falun Dafa es bueno" o "Detengan la persecución". Cientos de miles de personas desaparecieron en prisiones, campos de trabajo forzado y "centros de reeducación".
Esa fue la experiencia en la niñez de Yu Liang, que ahora toca la pipa en Shen Yun. En agosto de 1999, una flota de camionetas de policía y agentes armados irrumpieron en el sitio de práctica de Falun Gong de su barrio, y ella vio cómo se llevaban a su madre. Cuenta que era muy pequeña como para entender realmente lo que estaba pasando, pero con el tiempo lo tuvo en claro.
En los siguentes dos años, su madre fue arrestada cuatro veces. Su padre, que no practicaba Falun Gong pero apoyaba la práctica porque vio el efecto positivo que tuvo en su esposa, también era constantemente acosado por las autoridades.
Mientras tanto, Yu era una estrella de la pipa en ascenso, ganando competencias nacionales y el reconocimiento de instituciones prestigiosas. Varios años después se postuló a una posición en Shen Yun, donde la aceptaron y le ofrecieron una nueva vida en Estados Unidos. Sus padres siguieron sufriendo a manos del PCCh durante un tiempo, y luego finalmente obtuvieron refugio en Canadá.
Y la historia continúa
Lo anterior son solo tres experiencias de integrantes de Shen Yun. Para los que son de China, regresar ahora es imposible. Los familiares que siguen en China suelen sufrir acoso y amenazas, y los padres envejecen sin poder ver a sus hijos o nietos. Algunos ya están en su tercera década en el extranjero sin poder reunirse con sus padres.
Pero esta persecución, al igual que la supresión de la cultura tradicional china a manos del PCCh, se ha extendido fuera de China en varias formas de represión transnacional. La sección "Nuestros desafíos" del sitio web de Shen Yun detalla cómo el PCCh ha intentado repetidas veces impedir las actuaciones de la compañía, y otro sitio web tiene una lista actualizada con unos 90 incidentes, que van desde presionar a los teatros y funcionarios para que cancelen las presentaciones hasta punzar los neumáticos de los autobuses de Shen Yun.
Y sin embargo, ya en su 18o. año, Shen Yun –con su colección de artistas de primer nivel y sus particulares historias– persevera en presentarle al mundo el esplendor de los 5000 años de historia y de belleza de China. Detrás de las historias y las leyendas están los valores morales fundamentales de esta antigua civilización.
Como dice la primera bailarina Ellie Rao, "esto es lo que mi padre defendió valientemente hace 20 años".