En un sombrío aniversario, los artistas de Shen Yun recuerdan la persecución
DOS ARTISTAS DE SHEN YUN COMPARTEN SU EXPERIENCIA DE SER PERSEGUIDOS EN CHINA, Y CóMO ESO INFLUYó EN SUS CARRERAS ARTíSTICAS.
Como compañía con sede en Estados Unidos, Shen Yun se ha convertido en el nuevo hogar de muchos artistas talentosos de China que alguna vez fueron perseguidos por sus creencias. Hoy, nos sentamos con dos de esos artistas –el coreógrafo Gu Yuan y la intérprete de pipa Yu Liang– para escuchar sus historias.
En este día, hace 21 años –20 de julio de 1999– millones de pacíficos practicantes de la disciplina espiritual Falun Dafa en China se convirtieron en enemigos del Estado. Desde entonces, un número incalculable de personas han sido detenidas, torturadas, e incluso asesinadas por su fe.
Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una práctica de suaves ejercicios de qigong guiados por los principios de verdad, benevolencia y tolerancia. En los años 90, se convirtió en la forma más popular de meditación y qigong en China. Muchas personas se recuperaron de sus enfermedades a través de la práctica y también se beneficiaron de las enseñanzas, que toman a la mejora del carácter como la base del desarrollo integral.
Para 1998, una encuesta del gobierno encontró que 100 millones de personas en China estaban practicando Falun Dafa, yendo a los parques por la mañana para hacer ejercicios o practicando en casa. Por paranoia, el máximo líder del Partido Comunista comenzó a ver a esta práctica como una amenaza al control ideológico, y se propuso eliminarla por completo.
Se formó una fuerza de seguridad extralegal, que ha sido comparada con la Stasi de Alemania Oriental, para llevar a cabo la persecución. En todo el país, miles de personas de todas las clases sociales fueron acorraladas y encarceladas. Los libros fueron confiscados y quemados de a montones. Los medios de comunicación estatales transmitieron propaganda difamatoria a toda hora para justificar la creciente ola de violencia.
Un coreógrafo consagrado
Hoy en día, Gu Yuan es uno de los coreógrafos más destacados de Shen Yun. Cada año es responsable de algunas de las historias más fascinantes que se han convertido en un elemento principal del espectáculo. Pero por su comportamiento tranquilo no te imaginarías las pruebas que este modesto hombre ha soportado.
"Había estado disfrutando de los mejores tres años de mi vida antes de la persecución", recuerda sobre finales de los 90. "Había empezado a practicar Falun Dafa. Cuando estudié las enseñanzas por primera vez, sentí una sensación de iluminación. Ya no me sentía perdido en la vida".
"Profesionalmente, ya había alcanzado la cima de mi carrera artística como uno de los mejores coreógrafos de China. Estaba versado en todos los estilos de danza", dice Gu Yuan. "Ya estaba en un punto en el que no deseaba nada. Tenía todos los logros que podía desear".
Pero entonces llegó el 20 de julio de 1999.
"Después de eso, todo se perdió en un instante", dice. "Altos cargos del Ministerio de Cultura vinieron a hablar conmigo. Me dijeron que tenía que elegir entre abandonar mi fe o perderlo todo. Ni siquiera lo dudé".
Inmediatamente le confiscaron el trabajo. Su empresa. Su salario. Su casa.
"Mi esposa y yo sabíamos que nuestras carreras en China habían terminado. Sabíamos que las artes siempre se usaron para servir al Partido Comunista".
Durante muchos años, Gu Yuan no pudo seguir una carrera artística, y recurrió a otros rubros para ganarse la vida. Todo mientras evadía constantemente a los agentes especiales que trataban de arrestarlo.
En 2007, al enterarse de que se estaba creando una compañía de artes escénicas llamada Shen Yun en Estados Unidos, vio un rayo de esperanza de volver a involucrarse en las artes, esta vez por una causa mucho más elevada. En 2012, Gu Yuan emigró a EE. UU. y se unió a Shen Yun.
Historias contemporáneas de la difícil situación y el coraje de los practicantes de Falun Dafa en China aparecen en el escenario de Shen Yun. Cuando Gu Yuan coreografía estas minihistorias de danza, a menudo se basa en sus propias experiencias.
"En China, muchas veces fuimos a peticionar al gobierno. Nos han retenido en centros de detención, donde las condiciones eran peores que las de las prisiones chinas normales", dice. "Estas cosas que se ven en el escenario, nosotros las experimentamos. Mi esposa, por proteger el libro de Falun Dafa en su mano, fue golpeada por una pandilla de siete policías, hasta que finalmente se lo arrebataron cuando estaba tirada en el suelo, como se ve en la danza".
"Recuerdo claramente la imagen de un médico de la prisión amenazándonos con una enorme jeringa, diciendo: '¡si sigues practicando, te daré una inyección de esto!'. Esta fue la base del personaje del médico de la prisión que diseñé y que apareció en una de las historias de danza".
Aún hoy, muchos familiares de Gu Yuan están en China, viviendo bajo la constante amenaza del Partido Comunista y reprimidos por sus creencias.
Cuerdas punteadas
La intérprete de pipa de Shen Yun, Yu Liang, recuerda la primera vez que su madre fue arrestada por su fe.
"Una mañana en agosto de 1999, mi madre me despertó y me preguntó si estaba dispuesta a salir a practicar los ejercicios de Falun Dafa con ella, como lo hicimos en el pasado", recuerda.
"Le dije, 'Está bien'. De niña, cuando meditábamos me movía sin parar. Pero cada vez que abría los ojos y veía a mi madre y a los rostros serenos de toda esas personas meditando a nuestro alrededor, podía calmarme y volver a cerrar los ojos".
Pero después de unos pocos minutos de tranquila meditación, de repente a Yu Liang la perturbaron unos fuertes sonidos a su alrededor.
"Abrí los ojos y vi un montón de agentes secretos y policías que venían hacia nosotros. Sus vehículos estaban estacionados por todo el lugar. Pronto, mi madre y las señoras del grupo de ejercicio fueron forzadas a entrar en la furgoneta. Y así de repente ya no estaban. Yo era la única que quedaba".
Yu Liang no tenía ni cuatro años.
Al año siguiente, su madre fue liberada de la detención. Su madre fue entonces a peticionar al gobierno por estos abusos. Una y otra vez fue arrestada y detenida.
"La vi irse muchas veces, de noche y de día, con nieve y sol. Cada vez, esperaba ansiosamente su regreso", dijo.
Para 2001, solo Yu Liang y su padre permanecían en casa. Como no tenía edad para trenzar su propio cabello, su padre asumió esta tarea, y su cabello se convirtió en un constante "nido de pájaros".
"Le pregunté tantas veces, '¿Cuándo regresa mamá?' Cada vez, en voz baja, respondía con la misma respuesta: 'Pronto, pronto. Mami volverá pronto...'"
Los años pasaron. Cuando Yu Liang estaba en la escuela primaria, secundaria, preparatoria y luego a la universidad, sus padres fueron blanco constante de intimidación en sus lugares de trabajo. En la escuela, Yu Liang también sufrió acosos e interrogatorios por no querer unirse al Partido Comunista.
"Las noticias de compañeros de práctica –esos tíos, tías, abuelos, abuelas, hermanos y hermanas mayores que conocía desde que era niña– siendo arrestados ilegalmente, enviados a campos de trabajo o encarcelados... parecía interminable."
"Cada día en China, vivía con el profundo miedo de que esos tiempos de pesadilla volvieran a atormentarnos. Constantemente me preguntaba si yo sería la siguiente".
En 2015, Yu Liang, que para entonces ya era una intérprete avanzada de pipa, se fue de China para unirse a la orquesta de Shen Yun y continuar sus estudios de música en el Fei Tian College. Pero a veces, al ensayar o ver el espectáculo, su mente vuelve hacia sus experiencias en China.
"La brutalidad que ha durado 21 años debería haber terminado hace mucho tiempo. Es hora de que se restaure la justicia".