Yang Zhi vende su espada
Bandidos del pantano es uno de los cuatro clásicos de la literatura china. Ambientado en el siglo XII durante la Dinastía Song del Norte, el libro narra las aventuras de 108 bandidos-héroes en la cumbre del Monte Liang.
Escrito durante el siglo XIV, esta novela está inspirada en cuentos folclóricos sobre una banda de bandidos que actuaba durante el reinado del Emperador Huizong. Entre los bandidos se encuentran algunos de los héroes populares chinos más extravagantes: un monje borracho, un luchador de tigres y, en el lugar 17 entre los 108, la “Bestia de rostro azul” Yang Zhi.
Zhang Zhi era descendiente del Clan Yang, la famosa familia de guerreros que defendió el Reino Central contra los invasores extranjeros (presentada en la danza de Shen Yun, La dama Mu Guiying comanda las tropas). Con más de 2,10 m de altura, Yang Zhi tenía una gran marca de nacimiento de color azul en su rostro y llamativos bigotes, y siempre usaba su característico sombrero de ala ancha.
Un sable nada común
El sable era una reliquia familiar con tres características increíbles: podía atravesar cualquier metal sin dejar ni la más mínima marca en su hoja; podía cortar un solo cabello con solo soplarlo contra la espada; y podía matar a un hombre sin dejar ni un solo rastro de sangre.
Todo sugería que Yang Zhi era un joven talentoso con un brillante futuro. Desafortunadamente, también tenía una mala suerte increíble.
Un traslado de tesoros imperiales que tenía a cargo se volcó mientras cruzaba el río Amarillo. Con las manos vacías, Yang Zhi regresó a la capital esperando que tuvieran clemencia con él. Pero en cambio, lo despidieron.
Otro funcionario contrató a Yang Zhi para que custodiara el traslado de unos regalos valiosos. Era una marcha larga y peligrosa a través de un territorio remoto y lleno de ladrones. Yang disfrazó su caravana como si se trataran de simples comerciantes y solo viajaba durante el día, bajo el sol abrasador. Pero las precauciones fueron en vano. Sus empleados, exhaustos, le rogaron que los dejara descansar. Mientras tomaban un descanso bajo la sombra de unos árboles, llegaron los problemas.
Un vino nada común
Un hombre, de aspecto bastante inocente, se acercó a ellos con una gran tina de vino. Los sedientos trabajadores le imploraron que les vendiera un poco. En ese entonces era bastante común que la gente fuera envenenada con vino adulterado, así que naturalmente Yang Zhi dudó. Pero cuando vio a sus empleados bebiendo sin tener ningún efecto adverso e insistiéndole con probar un poco, él también bebió.
Ni bien puso su tazón en el suelo vio que sus hombres colapsaban uno tras otro. Agarrándose el estómago y tambaleante, Yang Zhi supo que había sido engañado. Cuando los estafadores salieron de detrás de los árboles para recoger y llevarse los valiosos bienes, Yang Zhi no pudo hacer nada más que blandir débilmente su espada al mundo que se tambaleaba a su alrededor antes de caer desplomado.
Al despertar, los hombres de Yang Zhi lo abandonaron rápidamente para evadir la culpabilidad. Rechazado y sin un centavo, Yang Zhi regresó al pueblo.
Hay un antiguo axioma chino que dice: “Un héroe no viaja sin su espada”. Pero en su gran desesperación, Yang Zhi no tuvo otra opción más que vender su sable ancestral.
En el mercado, apareció un odioso villano para echar leña al fuego. Yang Zhi, nuevamente en medio de un conflicto, tuvo su revancha y liberó a los pueblerinos de su aborrecible opresor.
Luego, mientras vagaba sin rumbo fijo, la “bestia de rostro azul” se encontró con el monje Lu Zhishen y ambos se hicieron camino hacia la hermandad del Monte Liang.
La danza de Shen Yun de 2013 Yang Zhi está basada en algunos capítulos de Bandidos del pantano y destaca las cualidades de Robin Hood de nuestro héroe.
03 de febrero de 2013