Dinastía Qing
La Dinastía Qing (1644-1911), gobernada por los manchúes, fue la última de China. Sus últimas décadas estuvieron plagadas de derrotas militares, luchas internas y dificultades económicas. Pero en la mejor época de la dinastía Qing, sus emperadores alcanzaron una admirable expansión territorial y también hubo logros en el arte y la literatura, incluida la publicación de Sueño en el pabellón rojo, la cuarta de las más famosas novelas clásicas chinas.
El emperador fundador de Qing fue Nurhaci, un descendiente del pueblo yurchen que había derrotado a la Dinastía Song del Norte. En 1616, se autoproclamó Khan de un nuevo imperio en el noroeste de China, y en 1636, su hijo lo reemplazó y renombró a la dinastía como Qing. Pero durante todo ese tiempo la dinastía Ming aún gobernaba en el corazón de China, y el imperio Qing de los manchúes estaba al margen, bloqueado al norte de la Gran Muralla.
Pero en 1644, un líder rebelde de los chinos Han llamado Li Zicheng derrotó a la dinastía Ming y asumió el control de Beijing. A fines de ese año, un miembro de la dinastía Ming que estaba a cargo de proteger el “Paso de la Montaña y el Mar”—el portal más oriental de la Gran Muralla que sirvió de defensa contra las tribus invasoras durante siglos—vilmente derribó las puertas, dejó ingresar al ejercito manchú y se les unió para atacar a las fuerzas rebeldes de Li. Con su ayuda, los manchúes tomaron el control de la capital y establecieron el reinado de Qing en toda China.
El 1661, el emperador Qing murió repentinamente, y su hijo Kangxi, de tan solo ocho años de edad, heredó el trono. A pesar de su corta edad, Kangxi llegó a convertirse en uno de los emperadores más destacados de China y el que más tiempo gobernó: 61 años.
Kangxi marcó el comienzo de la era “Gran Qing”, que duró más de 100 años. Era conocido por sus destrezas militares y por su amor por la literatura, la filosofía y la ciencia. Se entrenó desde niño en las artes marciales, y fue muy adepto a la equitación y la arquería. Frecuentemente demostraba su maestría y precisión en las salidas de caza por el parque imperial.
Su talento como brillante estratega se hizo evidente rápidamente. A los 16 años, destronó y encarceló a su ambicioso regente. A los 20, comenzó a sofocar las rebeliones que se habían levantado contra Qing. Durante las décadas siguientes, Kangxi capturó a Taiwán, dirigió personalmente tres expediciones para suprimir las rebeliones mongolas, y defendió las regiones nórdicas del imperio contra las invasiones de la Rusia zarista. También instaló un gran ministerio en Lhasa, la capital tibetana.
También tanía una veta erudita y un profundo interés por la cultura occidental. Brindó especial atención a los funcionarios letrados, y organizó la publicación del Diccionario Kangxi, que se convirtió en el diccionario estándar en los siglos posteriores. Cuando los misioneros extranjeros viajaban a China, aprovechaba la oportunidad para estudiar una gran cantidad de temas relacionados a la cultura occidental y la ciencia, entre ellas el álgebra, la geometría, la astronomía y la medicina occidental. Al mismo tiempo, era devoto de las escuelas de pensamiento chinas tradicionales, como el Confucianismo y el Daoísmo.
Su hijo Yongzheng heredó el trono, y a éste lo sucedió el gran emperador Qianlong. Al igual que Kangxi, Qianlong fue un consumado artista marcial desde joven. Luego dirigió una serie de exitosas operaciones militares conocidas como las “Diez Grandes Campañas”, y conquistó las regiones controladas por los uigures, los mongoles y los vietnamitas, expandiendo aún más el imperio.
Qianlong era un amante de la poesía y la literatura, y compuso alrededor de 40.000 poemas. Durante su reinado, se compilaron los Cuatro Tesoros en un esfuerzo por sobrepasar a la Enciclopedia Yongle de la Dinastía Ming. El texto es una extensa colección de la mayoría de las obras escritas, y abarca aproximadamente unos 2.000 años, desde la época anterior a Qin hasta la dinastía Qing, comprendiendo prácticamente todos los campos de estudio. Tomó nueve años para completarse, y tiene un total de casi 2,3 millones de páginas.
A mediados del siglo diecinueve, luego de unos doscientos años de mandato, la Dinastía Qing comenzó a declinar. Las batallas perdidas durante las Guerras del Opio que estallaron en 1840 debilitaron al imperio. La Rebelión de Taiping (1850-1864) debilitó aún más su poder y su confianza. La primera guerra Sino-Japonesa (1850-1895) dejó una economía devastada, territorios cedidos e indemnizaciones de guerra. Finalmente, en 1911, Sun Yat-sen comandó una revolución que derrocó a la Dinastía Qing, poniendo fin a miles de años de reinado imperial.
10 de julio de 2011