La cueva fría: Una historia de devoción
Fuera de la ciudad de Xi’an, cerca de la Pagoda budista Da Yan, hay una cueva con una placa que dice Gu Han Yao, o “La antigua morada de la cueva fría”. Las casas simples talladas en las cuevas son características de las mesetas del noreste de China, pero esta cueva en particular es donde una joven esperó casi dos décadas a que regresara su marido. Su historia de perseverancia y devoción se transmitió durante toda la historia china, y muchos suspiran de admiración al pensar en la miseria y soledad que tuvo que soportar.
Una mujer con mucha voluntad
Nuestra heroína, la Srta. Wang, era una joven de la alta sociedad. Era la perla preciosa de una familia rica que vivían en la capital de la Dinastía Tang. Y pronto se casaría con un hombre de igual majestuosidad, o eso al menos era lo que deseaban sus padres.
La noticia de la belleza de la Srta. Wang y el hecho de que estaba en edad para casarse se difundió por toda la ciudad. Cuando llegó el gran día para la ceremonia de lanzamiento de la bola bordada –una antigua tradición folklórica para que el destino uniera a la novia y el novio– se presentaron todos los jóvenes de familias ricas de los alrededores. Los padres de Wang esperaron ansiosos el gran momento de su amada hija; sin embargo, antes del lanzamiento, ella ya se había topado con un erudito llamado Xue Rengui.
En su primer encuentro, ella notó que Xue tenía un aura extraordinaria que lo destacaba entre todos los solteros “calificados”. Y aunque su ropa andrajosa no dejaba dudas de que era de clase baja, su breve encuentro reveló las excelentes habilidades para las artes marciales que tenía Xue, su conocimiento de los clásicos de la literatura y su comportamiento caballeroso. Pero lo que más la conmovió fue su bondad y lo considerado que era con los demás.
En cuanto al erudito, Xue sentía que la muchacha tenía la delicada belleza de una princesa, pero no era de naturaleza frágil; tenía el elegante porte de la nobleza, pero no era arrogante. Pero cuando descubrió que ella era la Srta. Wang, se sintió abatido porque un hombre común como él nunca tendría posibilidades de casarse con ella.
Lo que Xue no se esperaba era que la intuición de la Srta. Wang le decía que él era un partido digno. Con la decisión tomada, apuntó la bola de seda hacia él. El ganador enfureció al padre. ¿Su preciosa hija casada con un pordiosero andrajoso? ¿Cómo podría deshonrarlo de esa manera? ¿Qué iba a decir la gente sobre ella? ¿Qué iba a decir la gente sobre él? ¡Estaba avergonzando a todos sus ancestros! Pero la joven estaba decidida. Enfurecido, el padre Wang la expulsó de la familia.
Un hombre de valor
Entonces, ¿quién era este hombre, por el cual una mujer de la nobleza renunciaba a todo lo que tenía? Xue Rengui provenía de un linaje de élite; pero luego de la temprana muerte de su padre, el niño tuvo que vivir como un campesino durante la mayor parte de su juventud. Pero esto no impidió que Xue tuviera altas aspiraciones. Trabajó diligentemente para dominar tanto los libros como las artes marciales. Pero en ese tiempo –como era evidente por su ropa andrajosa– la educación y las habilidades de Xue todavía no se habían puesto en práctica. Los talentos del joven erudito permanecieron ocultos hasta que su futura esposa decidió dedicarle su vida.
La máxima devoción
Luego del casamiento, la joven pareja pasaba sus días en una cueva en las mesetas. Sin ninguna dote, llevaban una vida tranquila y frugal. Sin embargo, la joven esposa sabía que su esposo había sido bendecido con talentos que podrían ayudar al país. Lo alentó a viajar a la capital y tomar los exámenes imperiales para tener una carrera digna, y le aseguró que ella estaría bien en la casa. Él se preparó para partir y tomar el examen. Ella se preparó para mantenerse en la cueva y esperar. Pero nada podría haberla preparado para el largo tiempo que su esposo no estaría en casa.
El instinto de la esposa fue correcto: a Xue le fue excelente en los exámenes. Pero al mismo tiempo el reino estaba en peligro, y con los recientes honores a Xue le asignaron liderar una expedición contra las fuerzas rebeldes en las fronteras occidentales.
Allí Xue demostró ser un general valiente y habilidoso. En una de las victoriosas batallas en Liaodong, el Emperador Taizong descubrió los talentos de Xue. “Estoy buscando nuevos generales para confiarles asuntos del ejército, y ninguno se compara contigo”, le dijo. “Estoy más contento por descubrirte a ti que por ganar Liaodong” (Extracto de las Antiguas Analectas de Tang). Xue entonces sirvió como un importante general durante el reinado de dos emperadores.
Mientras, su esposa permaneció en la desolada cueva. Al principio, escuchaba ocasionalmente alguna noticia de su marido, pero luego por mucho tiempo perdió todo contacto con él. Reducida a las necesidades más básicas, sufriendo invierno tras crudo invierno, la solitaria mujer mantuvo viva su fe: su esposo no se había olvidado de ella y un día volvería. Cada tanto, su madre preocupada la visitaba en secreto, y le llevaba algo de la comida y el dinero que tanto necesitaba. La madre también trató de persuadir a su hija de renunciar y volver a su casa, pero no hubo caso. La esposa esperaría por su marido en su casa hasta que él regresara.
Su sacrificio no fue en vano. Dieciocho años después, Xue finalmente regresó como un influyente general del ejército del emperador. Y la pareja finalmente volvió a estar junta. Diferentes versiones de esta historia se han transmitido de generación en generación. La valiente y desinteresada heroína es la personificación de la mujer tradicional china y todas sus virtudes. Esta temporada, Shen Yun 2018 presenta el espíritu de esta historia en el escenario moderno con la danza Devoción.
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11 de febrero de 2018