Dinastía Ming
En los primeros años de su vida, el primer emperador de la Dinastía Ming, Ming Taizu, no parecía destinado a la realeza. Nació como un campesino chino llamado Zhu Yuanzhang, y al principio quería ser un monje budista. Pero cuando la Dinastía Yuan, dirigida por los mongoles, se vio debilitada entre rivalidades internas, Zhu se unió a una rebelión emergente y muy rápidamente comenzó a dirigir un ejército muy poderoso.
En 1368, muchos años después de que sus fuerzas conquistaran Nanjing, Zhu se proclamó emperador y fundó la Dinastía Ming, devolviendo nuevamente el gobierno de China a la etnia Han. En los siguientes doscientos años, se incrementó la influencia regional y mundial de China, se escribieron tres de los cuatro clásicos de la literatura china y se construyeron los magníficos palacios de la Ciudad Prohibida.
La Dinastía Ming alcanzó su cúspide durante el reinado de su tercer emperador, Ming Chengzu (1403-1424). Él trasladó la capital desde Nanjing a Beijing, se destacó como estratega militar, construyó la Ciudad Prohibida e hizo importantes contribuciones en el ámbito de la exploración mundial y las humanidades. A Ming Chengzu se le otorgó el nombre de Yongle, que significa “felicidad perpetua”. Este título reflejaba la prosperidad de su era y de los logros culturales y militares que igualaban a los de las grandes dinastías Han y Tang.
Entre todas las contribuciones que hizo Ming Chengzu a la cultura china, se encuentra la finalización de la Enciclopedia Yongle, un volumen monumental que cubre tópicos que van desde la astronomía hasta la medicina y la teoría del yin-yang. El texto completo tenía más de 3.700 millones de palabras, y preservaba incontables trabajos antiguos, aunque hoy en día solo sobrevivieron algunas partes selectas.
La religión y la filosofía eran una parte importante de la vida durante la Dinastía Ming. El Daoísmo floreció, especialmente durante el reinado del Emperador Jianjing (1521-1567). Como discípulo devoto de la Escuela Dao, construyó tres famosos templos en Beijing: el Templo del Sol, el Templo de la Tierra y el Templo de la Luna.
Entre las contribuciones más perdurables de la era Ming hay tres novelas escritas en vernáculo cuyas historias siguen siendo algunas de las piezas más adoradas de la literatura china: Romance de los Tres Reinos, Los bandidos del pantano y Viaje al Oeste. Muchas de las actuaciones de Shen Yun retratan episodios de estos clásicos, incluidas las aventuras del Rey Mono.
Hay tres personalidades importantes que simbolizan los logros de la Dinastía Ming:
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Zheng He (1371–1433): Un almirante a quien el emperador le encargó la misión de explorar el océano Pacífico y el Índico. Hizo siete travesías en un lapso de 28 años. Visitó más de 30 países, alcanzando lugares tan remotos como África oriental, el Mar Rojo y –según algunos historiadores– incluso América (varias décadas antes que Colón). Sus expediciones ayudaron a promover el comercio internacional y la difusión de la cultura china.
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Li Shizhen (1518–1593): Un destacado herbolario, acupunturista y médico tradicional chino. Li Shizhen escribió el Compendio de Materia Médica, el libro médico más detallado en materia de medicina tradicional china, que aún se utiliza al día de hoy como referencia.
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Wang Yangming (1472–1529): Un funcionario y filósofo durante el reinado del Emperador Jianjing. Wang promovió la Escuela Neo-confuciana, que creció hasta llegar a ser la principal rama de la filosofía confuciana.
Luego del reinado del Emperador Shenzong (1573-1620), la Dinastía Ming comenzó a declinar. Sus últimos años estuvieron plagados de corrupción y conspiraciones entre funcionarios eunucos. El 1644 la Dinastía llegó a su fin a manos de una rebelión de campesinos dirigida por Li Zicheng y el posterior suicidio del Emperador Weizong.
11 de julio de 2011