La pelea del siglo: El Niño Rojo vs. El Rey Mono
El Rey Mono es, por mucho, una de las figuras más poderosas del folclore chino, capaz de enfrentarse a legiones enteras de generales celestiales y de derribar a los monstruos más poderosos con un solo golpe. Pero por muy brillante que sea su currículum, hubo una vez en que incluso el poderoso Mono se quedó perplejo.
Cómo capturar un monje
Esta historia es de Viaje al Oeste, una novela del siglo XVI, durante la dinastía Ming. El monje Tang y sus guardaespaldas —el hombre-cerdo Zhu, el monje Sha y el Rey Mono— cruzan peligrosas montañas en su camino hacia lo que hoy llamamos la India y tropiezan con un niño aparentemente inocente atado a un árbol.
El Rey Mono conoce bien el truco y reconoce al niño al instante. Está a punto de golpear al niño, pero el monje, que está completamente engañado, detiene al Mono en seco y le lanza un hechizo que deja al Mono retorciéndose de dolor por un terrible dolor de cabeza.
El Monje Tang se acerca al niño y descubre que es el infame Niño Rojo disfrazado. El Monje se convierte en prisionero y lo llevan rápidamente hasta la guarida del demonio, donde se convierte en el centro de los preparativos para una cena en la que él es el plato principal.
De bravucón a guardaespaldas
Cientos de años antes de conocer al Monje Tang, el Mono causaba estragos en los Cielos. Cuando no estaba robando duraznos de la vida eterna, se colaba en fiestas celestiales, acosaba dragones, etc. En una de sus muchas aventuras conoció al Rey Demonio Toro y, tras darse cuenta de que eran tal para cual, se convirtieron en compadres.
Lo que no esperaban era que el Mono terminara pagando por todas sus travesuras y fuera capturado y castigado. Mientras cumplía una condena de quinientos años atrapado bajo la Montaña de los Cinco Dedos, el Mono llegó a la conclusión de que vivir como un vándalo celestial no era el mejor estilo de vida. A medida que sus gritos de arrepentimiento adquirían tintes más genuinos, la Pusa Guanyin, la "Diosa de la Compasión", le dio a Mono la oportunidad de poner fin a su condena y le asignó el rol de proteger al Monje Tang en su peligroso viaje.
Un precioso bocadillo
¿Por qué necesitaba protección el monje? En la comunidad internacional de demonios y monstruos se corrió la voz de que el monje era el amigo reencarnado del mismísimo Buda, y que un solo mordisco de su carne otorgaría la inmortalidad.
El cuerpo humano del monje lo hacía vulnerable, y a todo tipo de criaturas malignas se les hacía agua la boca ante la idea de que el sabroso monje pasara por sus guaridas en su viaje hacia el oeste.
Una de estas guaridas pertenecía al hijo del Rey Demonio Toro y la Princesa del Abanico de Hierro, nada menos que el Niño Rojo.
Y así fue que Niño Rojo tendió una trampa al Monje Tang, lo capturó y lo arrastró hasta su guarida.
Los niños no deberían jugar con fuego
El Niño Rojo puede parecer pequeño, pero es un guerrero formidable. Tras entrenarse durante 300 años, dominó el uso del Fuego Samadhi. Esta llama puede incendiar valles enteros con un fuego que nunca se apaga y es completamente inmune al agua. La situación del Monje es desesperada y está a punto de ser servido como monje asado.
El Mono está decidido a rescatar a su maestro, así que vuela por el cielo y luego se sumerge en el mar para buscar la ayuda de los cuatro Reyes Dragón. Los Reyes Dragón pueden invocar torrentes e inundaciones, y ¿qué mejor forma de apagar una llama que el poder del mar?
El Mono y los dragones salen volando del palacio marino, encuentran la guarida del Niño Rojo y abren las puertas de par en par. Pero no pueden contra la llama del Niño Rojo y se retiran en una derrota abrasadora.
Intervención divina
Pero el monje Tang tenía una misión, no podía ser cocinado vivo sin conseguir las escrituras sagradas. Justo cuando toda esperanza parece perdida, aparece la Pusa Guanyin. Utilizando su jarrón blanco, apaga fácilmente el fuego del Niño Rojo con una pequeña rociada y luego le lanza un anillo de oro.
Tras una última escaramuza con el Mono, el Niño Rojo se da cuenta de que ha sido derrotado y suplica clemencia a la diosa, emprendiendo un nuevo camino como su discípulo. Más adelante en la novela, el Niño Rojo, ahora llamado Shancai, ayuda al Mono en una de sus aventuras.
Los cuatro héroes prosiguen su viaje, en el que más monstruos hambrientos y tentaciones acechan a lo largo de su camino de búsqueda espiritual.
14 de marzo de 2024