
Una historia de amor: El chico de pueblo y el hada
Un antiguo romance que cobró vida en el espectáculo de Shen Yun 2025
El equivalente al Día de San Valentín en la tradición china ocurre cada año en el séptimo día del séptimo mes del calendario lunar. Conocido como el Festival Qixi, esta festividad celebra el amor puro entre un joven pastor y un hada celestial, y su particular historia.
Es uno de los cuentos folklóricos más conocidos de China, una historia dramática de amor prohibido. ¿Pero quiénes eran exactamente, cómo se conocieron y qué les pasó?
La historia comienza en los Cielos, donde siete hermanas se divierten en el palacio celestial. Son las nietas de la poderosa Reina Madre de los Cielos, y la más joven es la más querida. Su trabajo en el palacio es tejer sedas mágicas con nubes, así que se la conoce como la tejedora.
Un día, a la tejedora y sus hermanas se les ocurre una idea: quieren visitar el reino mundano. Generalmente es algo que está prohibido, pero prueban rogándole a la Reina Madre de los Cielos que les dé permiso, a ver si tienen suerte. Le suplican e intentan persuadirla, y su encanto inocente hace ceder a la Reina Madre, que les da permiso para ir y divertirse.
Las hadas bajan a la Tierra y se ponen a jugar y a nadar en las aguas del Estanque del Loto Esmeralda. Mientras nadan, con sus ropas tendidas en las rocas a la orilla del estanque, un enorme buey gris sale del bosque y se dirige al agua. Las otras hadas rápidamente se visten y salen volando, pero la tejedora se demora y el travieso buey se queda con su ropa.
De repente aparece un joven, persiguiendo desesperado al buey. Este humilde pastor trata de recuperar la ropa de la tejedora mientras esta se cubre ocultándose modestamente detrás de una roca. El pastor finalmente conquista a la bestia bovina, le regresa al hada su vestido y mira para otro lado mientras ella se viste.
Cuando la tejedora se acerca para agradecerle, ve algo diferente en los ojos del muchacho. Y así comienza una amistad inusual entre Cielo y Tierra, y la tejedora se enamora de la naturaleza simple pero genuina del humilde pastor. Decide casarse con él y quedarse en su pueblo en el mundo mortal.
Pero hay un problema: las leyes del Cielo prohíben a los dioses casarse con humanos.

Cuando la Reina Madre de los Cielos descubre que su querida nieta se ha enamorado de un mortal, se pone furiosa y envía a su ejército celestial a capturar a la tejedora y llevarla de vuelta a casa.
El cielo se oscurece mientras las amenazantes tropas celestiales descienden sobre el pueblo, capturan a la tejedora y separan a los enamorados. Con un gesto de su horquilla mágica, la Reina Madre de los Cielos crea un cañón profundo que luego se convierte en un caudaloso río que impide que el pastor vaya tras su verdadero amor.
El muchacho tiene el corazón roto, pero determinado. Sin preocuparse por su seguridad, salta a las revueltas aguas y lucha hasta su último aliento por reunirse con su amada.
Pero la tormenta celestial es demasiado fuerte y las aguas demasiado violentas. Con una última ola amenazante, el joven es derrotado, pierde el conocimiento y comienza a hundirse... hasta el fondo...

La Reina Madre de los Cielos ha estado observando todo desde lo alto. Debe admitir que el corazón sincero del pastor y su determinación son bastante admirables. Conmovida, envía un rayo de luz a las profundidades del río, atrapa el cuerpo del muchacho y lo eleva hasta la orilla.
Allí este se despierta, escupe un poco de agua del río y se pone de pie, completamente recuperado.
Pero aún así, los desafortunados enamorados no pueden vivir juntos como un matrimonio, aunque la Reina Madre siente pena por ellos y se le ocurre una solución compasiva.
Una vez al año, en el séptimo día del séptimo mes, los enamorados tienen permitido reunirse. Al pastor se le permite ir al cielo, subiendo por un puente formado por una bandada de urracas. Allí, entre el Cielo y la Tierra, se encuentra con la tejedora, que desciende para pasar un día con su enamorado.
Y desde ese día, una vez al año los chinos celebran a la pareja con el Festival Qixi, un recordatorio del poder del verdadero amor, la inocencia y la devoción.
Esta historia, conocida como niu lang zhi nü, o la historia del pastor y la tejedora, fue parte del espectáculo 2025 de Shen Yun.