El Ogro Sha: El pez gigante que se convierte en monje
Esta es la historia de un guerrero que se convirtió en un ogro-pez come-hombres que a su vez se convirtió en un fraile budista. Su nombre es el Monje de Arena, o Sha.
Poco después de que el Cerdito Zhu se une al Monje Tang y al Rey Mono en su peregrinaje, la banda llega a la rivera de un río impasable que mide más de 480 km de ancho. Lo peor es que en él habita una feroz bestia que devora a cada humano que se acerca demasiado a la costa. Pero para el Monje Tang y sus discípulos, este monstruo es su única esperanza para cruzar.
Esta criatura antes era un guerrero celestial que resultó ser un poco demasiado torpe. Un día, en medio de un gran banquete celestial, por accidente rompió en pedazos un cáliz de cristal que, lamentablemente, pertenecía a la Reina Madre de Occidente. Todo el palacio se enfureció con él, por lo que fue exiliado al mundo mortal, donde fue convertido en un ogro de río con espíritu de pez. Así pasa sus días oculto en el enorme Río de las Arenas Movedizas, atracándose con pescadores descuidados.
Esto es, hasta que llegan nuestros tres peregrinos. El monstruo los ve parados cerca de la orilla, mirando desesperados a izquierda y derecha para ver cómo cruzar. Sha sale de un salto del río y se transforma de pez gigante a ogro –cabello rojo despeinado, un collar con nueve calaveras y una enorme vara mágica en su mano– y se abalanza sobre ellos.
El Cerdo Zhu y el monstruo luchan en una pelea pareja, pero cuando el Rey Mono se une a su compañero, el pez-ogro se sumerge en el agua para escapar. Zhu nada tras él, sabiendo que su grupo solo podrá cruzar el río si convencen a la criatura de ayudarlos.
Zhu vuelve a luchar tenazmente contra el monstruo, pero no puede derrotarlo. Finalmente, el Rey Mono lo engaña y logra hacerlo salir del agua, y está a punto de darle el golpe final cuando el ogro se entera de la misión sagrada del grupo.
Así decide dejar atrás su maldad y convertirse al budismo, convirtiéndose en un fraile humano. Sus nueve calaveras ayudan a los peregrinos a cruzar el río.
Sha se convierte en parte crucial de la expedición; es muy leal y determinado. Aunque no es el más capaz, no tiene la pereza del cerdo Zhu ni el temperamento del Mono. Protege firmemente a su maestro monje hasta el final de la misión, por lo que es recompensado y le permiten regresar al Cielo, ocupando un lugar como Luohan dorado.
18 de febrero de 2016