El Emperador que no quería serlo
Pocos gobernantes inspiraron tanta veneración, respeto y entusiasmo como los emperadores de China. Algunos fueron brillantes estrategas militares; otros, incomparables arquitectos sociales. Estimados u odiados, todos dejaron efectos duraderos en la historia, la cultura y la sociedad.
Pero hubo uno que no quería ser emperador para nada.
Débil pero rico
Hacia 1120, la Dinastía Song ya llevaba 160 años rigiendo China. Rica y próspera, la dinastía reverenciaba a los eruditos y a las bellas artes. Pero en la capital Hangzhou, la desconfianza de la familia imperial hacia sus generales, combinada con dudosas reformas económicas, dejaron al país militarmente débil.
La Dinastía Song enfrentó constantes ataques de los reinos vecinos de Liao, Jin y Xia Occidental. En vez de luchar contra sus enemigos, los emperadores Song les pagaban anualmente con regalos de oro, seda y otros bienes. Un vuelto, para un país cuyo producto interno bruto era casi igual que el resto del mundo junto.
Hilos de oro
En 1082, en esta época de gobernadores pasivos y confundidos, nació el Emperador Huizong. No tenía ningún interés en gobernar el país, prefería pasar los días pintando y practicando caligrafía. Su destreza con el pincel era tal que inventó un nuevo estilo de caligrafía llamado Shou Jin Ti, o “Estilo de oro fino”. Luego los eruditos alabaron sus caracteres chinos, destacando cómo su delicadeza y definición los hacían parecer delicados hilos de oro.
Enemigo, aliado, enemigo
Pero sus días sin preocupaciones no podían durar para siempre. Liao y Jin se pusieron inquietos y atacaron, y luego, en 1120, Song se alió con Jin para derrotar a Liao.
Jin era superior y por sí mismo diezmó a las fuerzas de Liao, conquistando sus tierras. Tres años después, un general de Jin con grandes cantidades de tierras desertó en Song. En una movida estúpida, la corte imperial Song le dio un título honorífico e integró sus tierras al territorio Song. Jin estaba furioso con Song por dar asilo a un traidor y robar tierras. Declaró nuevamente la guerra a Song.
Salvado por un pelo
El Emperador Huizong respondió abdicando a favor de su hijo mayor, Qinzong, y huyendo hacia la zona campestre. La lucha llegó a un punto muerto, aunque el hijo menor del emperador fue tomado como rehén durante las conversaciones de paz. Finalmente, los Song ofrecieron dinero –además de una ciudad completa– para aplacar a los Jin.
Jin liberó al rehén y volvió la normalidad. El fugitivo Huizong se unió a su hijo, el Emperador Qinzong, en el palacio imperial para vivir una vida de fiestas constantes. Qinzong rechazó las sugerencias de los generales de reforzar las patrullas fronterizas, ya que no pensaba que Jin volvería a atacar. Generales experimentados y leales que habían defendido a la capital en crisis fueron asignados a otras partes del país, y sus soldados fueron pasados a retiro y enviados a casa.
Tres meses después, Jin envió un par de embajadores a la corte imperial Song, y un error fatal provocaría secuestros imperiales, el asesinato de un general leal y la muerte de una dinastía.
Jade Zhan
Bailarina de la Compañía de Gira de Shen Yun
11 de enero de 2013