Sobre los saltos y la virtud
De las muchas técnicas de danza clásica china, algunas de las más difíciles son las que se elevan por encima de tu cabeza. En los espectáculos de Shen Yun es común ver a los bailarines dar vueltas en el aire. Estas técnicas son como toques finales, como la pimienta que se espolvorea sobre unos huevos revueltos, o las estrellas que titilan alrededor de una luna llena –no son los personajes protagónicos, pero ayudan a que la danza llegue a su punto más alto.
A veces, el bailarín realiza una secuencia completa de xiǎo fān (小翻), o salto mortal hacia atrás; otras veces, es sólo un lā lā tí (拉拉提), también conocido como el layout-stepout en la gimnasia artística. Estos movimientos duran solo unos pocos segundos, pero como bien dice el refrán, “Un minuto sobre el escenario equivale a 10 años de trabajo duro debajo del escenario”. Al aprender estas técnicas, contamos las repeticiones con números grandes; después de varios cientos de repeticiones, finalmente te conviertes en un principiante.
Cada paso que di en este camino de dominar el arte de la voltereta me ha cambiado tanto física como mentalmente. Cuando empecé al principio a aprenderlo, lo único en que pensaba era en todos los requisitos –“balancea tus brazos”; “mira hacia arriba”; “¡endereza las piernas!”. Ese es el nivel principiante. Es muy básico y aburrido. Pero no puedes avanzar sin él.
Una vez que formaste una base firme, lo siguiente en la agenda del entrenamiento es tener un mejor control de tu cuerpo. Tienes que practicar hasta que puedas coordinar todos tus músculos –incluyendo los pequeñitos que ni siquiera sabías que existían– y también controlar tu velocidad, dirección y espacio. Sólo entonces puedes pasar al siguiente nivel.
En este siguiente nivel, no necesitas enfocarte tanto en las habilidades superficiales; más bien, se trata de ideas abstractas.
Por ejemplo, antes de cada salto, se requiere que el bailarín tenga cierta postura, como un dragón en las nubes a la espera de descargar su poder, o un tigre preparándose para atacar. Puedes fijarte en alguien que esté a punto de hacer un salto –incluso antes de que levante sus brazos, con solo mirar su postura puedes saber si el salto será bueno o no.
Y no es sólo la postura física –tu postura mental también es crucial. Debes rodearte con un aura grande. Por eso es que a algunos bailarines no les gusta que otros se les acerquen demasiado cuando están a punto de saltar –no es que tengan miedo de golpearlos o de tropezarse, sino que prefieren no tener intrusos en su espacio. En el primer paso de la carrera antes del salto, debes tener el poder imparable del agua al salir de una represa.
El estado mental de un bailarín es realmente lo más importante. Y alcanzar el mejor estado mental requiere que uno cultive su corazón. Nosotros creemos que el estado mental y la actitud de un bailarín cambian de acuerdo a su carácter moral. Es como la antigua expresión china: “necesitas tanto virtud como destreza” (德術兼備, dé shù jiān bèi).
La danza clásica china, que integra tantos componentes técnicos, es más bien una encarnación de valores morales. Así como en el kung fu chino está el wǔ dé (武德), “código moral de un artista marcial”, en la danza china también existe el wǔ dé (舞德), “código moral de un bailarín”.
Si la mente de un bailarín no está en el lugar adecuado, su actuación será meramente un producto de su destreza técnica y no será arte. Si entendemos que el rol del arte en la sociedad es promover la integridad y el bien, incluso la elevación espiritual y la paz interior, entonces el mundo interno de un bailarín es muy importante.
Los antiguos chinos creían que la virtud moral une el Cielo, la Tierra y la humanidad. El arte tradicional, como la danza clásica china, está arraigado en este concepto de la armonía. Al igual que un salto perfectamente ejecutado, estas formas de arte pueden elevarnos y llevarnos un poquito más cerca del Cielo.
Zack Chan
Bailarín
Zack Chan es bailarín de la Compañía Mundial de Shen Yun
02 de mayo de 2016