Perdido en el Winspear Opera House
Un día, durante la gira de 2010, un pensamiento loco me vino a la cabeza: "No puedo imaginar, ni en mis sueños más salvajes, lo que la gira del próximo año podría llegar a ser, qué tipo de danzas podríamos estar haciendo y a dónde podríamos ir”. Pero ahora, la nueva gira de la temporada 2011 ya ha pasado tan rápido, que incluso ese día ... se siente como si fuera ayer.
Ahora estoy de descanso por dos semanas en casa. No necesito seguir un horario estricto, soportar largos viajes en autobús, estirar y entrenar todos los días (aunque todavía lo hago), actuar en el escenario casi todas las noches, dejar listo el despertador para la mañana, o prestar atención a lo que como. En realidad, eso no es verdad, ¡nunca presto atención a lo que como!
Como podrán ver en las fotoblogs, aparte de todo el sudor y del trabajo duro, también tenemos un montón de diversión estando de gira. Cada año realizamos más de 300 presentaciones en 20 países. Llegamos a ver el mundo y, por supuesto, saborearlo también. Cada teatro en el que actuamos es diferente y siempre hay acontecimientos interesantes e historias divertidas que contar.
Todavía recuerdo la primera vez que actué en Dallas, en 2010. Cuando el último show había terminado, nuestro director de escena notificó al sindicato de tramoyistas que íbamos a embalar y a estar listos para salir en una hora. Se trataba de profesionales que han visto cientos de producciones, hacer el montaje, actuar e irse, y al principio no nos creyeron. Sin embargo, cuando terminamos todo y dejamos el teatro en 45 minutos, los tramoyistas estaban bastante sorprendidos.
Para satisfacer las demandas de nuestro ajustado programa de presentaciones, siempre tratamos, en todos los teatros, de embalar tan rápido como sea posible. Tan pronto como cae el telón, después del saludo final, todo el mundo, literalmente, corre para reunir el vestuario, accesorios y equipos. Más de 400 trajes, innumerables pelucas, herramientas, instrumentos musicales y todos los equipos de iluminación, audio y proyección, se pliegan, enrollan, agrupan y luego guardan en cajas y maletas, en un pequeño espacio en la parte trasera de nuestro camión.
Dado que cada persona termina su propia responsabilidad de embalaje a tiempo, y que los diferentes equipos coordinan bien, el grupo entero puede lograr esto a una velocidad fenomenal.
Naturalmente, Shen Yun Performing Arts nunca deja de impresionar tanto en el escenario... ¡como detrás del escenario!
En la reciente temporada 2011 actuamos otra vez en Dallas. Después de cuatro actuaciones con mucho público y bien recibidas, ya era hora de empacar y de marcharse. Este año, aparte de embalar postizos, otra responsabilidad mía es ayudar al equipo de proyección con el traslado de los proyectores, desde donde se ubican en el palco hasta la plataforma de carga. Era mi primera vez en este trabajo.
Después de terminado el espectáculo llegué a la cabina de control del proyeccionista, en el cuarto piso. La mayoría de los equipos técnicos y proyectores ya se había colocado de manera segura dentro de sus cajas. Ahora era mi turno de asegurar que llegaran al muelle de carga detrás del escenario tan pronto como fuera posible. El camión estaba esperando.
Yo era el único en el equipo lo suficientemente delgado, así que me ofrecí y me apreté dentro del pequeño ascensor junto al equipo. Después de finalmente acomodarme, apenas escuché las direcciones que me gritaban por la puerta que se cerraba: "Ir a la cuarta planta, a continuación tomar el ascensor exterior, pero ir primero al 4b. Nos encontraremos en el 4”.
Estos pensamientos zumbaban en mi cabeza mientras luchaba para empujar mis cajas al pasillo, e ir luego de nuevo a la "ascensor exterior", a bastante distancia de donde había desembarcado. Por cierto, no tenía ni idea de dónde había aterrizado. La puerta era demasiado pequeña para todas las cajas, por lo que tuve que hacer el viaje dos veces. La alfombra aterciopelada ejercía tanta fricción en las cajas ya demasiado pesadas, que tenía que inclinarme hacia adelante para aplicar el peso de todo mi cuerpo (que, por desgracia, no era mucho). Mis pantorrillas estaban severamente acalambradas, incluso antes de llegar a la planta baja.
Muy a mi pesar, no quedaba ni un alma en el lobby. Incluso el gentil acomodador del teatro, quien me había ayudado hacía unos minutos a abrir una puerta codificada hacia el backstage, había desaparecido. Fue uno de esos momentos “no-puedo-creer-que-esto-me-esté-pasando-a-mí”.
Así que ahí estaba yo, en un hall de entrada desconocido, solo, encerrado, jadeando, sudando, con un proyector de varios cientos de kilos, tratando, pero fracasando, de llegar al muelle de carga.
Después de un laberinto de pasillos y puertas cerradas con llave, de alguna manera logré llegar al muelle de carga –solo que con 10 minutos de retraso. Si yo hubiera llegado un poco más tarde, podría haber retrasado nuestra hora de salida final.
Hubo un alboroto general tipo "¡en qué parte de la Tierra has estado!", al instalar finalmente las piezas -hacía tiempo perdidas- que faltaban para embarcar. El equipo de carga de camiones fue empático, pero se divirtieron con la historia un poco sensacionalista de mi situación.
Sin embargo, era mi turno de divertirme cuando me dijeron que después de haber sido declarado oficialmente "desaparecido en acción", un grupo de búsqueda había sido enviado al vestíbulo a buscarme.
Como resultado, ninguna de las partes encontró a los demás. Eso es triste. Oh, bueno. Voy a hacerlo mejor la próxima vez. O al menos, es lo que espero...
Ben Chen
Bailarín de la Compañía de Gira de Shen Yun. Escribe con acento británico.
30 de mayo de 2011