Expresión china: “Pinta el dragón, dibuja los ojos”
Todos hemos oído hablar de Miguel Ángel y Da Vinci, pero China también ha tenido sus artistas talentosos a lo largo de los años. Y, como muchas cosas transmitidas desde la antigüedad china, por lo general hay ese intrigante indicio de lo divino.
Hoy profundizamos en una expresión china: "Pinta el dragón, dibuja sus pupilas".
Durante la Dinastía Liang del Sur (502-557 d.C.) vivió un pintor llamado Zhang Sengyao que era conocido por sus increíbles pinturas de aspecto realista. En Registro de la Salud, el autor Xu Hao registró la historia del "Templo Autu", una de las obras de Zhang.
El príncipe Zhaoling de la dinastía Liang estaba visitando el templo Yicheng en las afueras de la ciudad de Nanjing, cuando notó un motivo floral tridimensional en la puerta, pintado por Zhang. Las flores tenían diferentes tonos de rojo y verde. Desde lejos, parecían tridimensionales, pero de cerca eran planas.
El príncipe quedó tan impresionado que apodó al templo según la técnica usada por Zhang.
Pero la historia más famosa de Zhang quedó registrada en Los volúmenes de pinturas clásicas. Budista devoto, un día le encargaron a Zhang que pintara cuatro dragones en una pared del Templo de Anle.
Y así comienza la historia de la obra voladora de Zhang.
Mientras Zhang trabajaba diligentemente en su obra maestra, los curiosos admiraban su destreza. Cuando Zhang terminó, los espectadores no pudieron evitar darse cuenta de que se le había olvidado algo bastante obvio: los ojos de los dragones.
No, Zhang no fue negligente, lo hizo a propósito. "Los ojos son el espíritu del dragón", explicó. "Las otras partes son solo la forma. Una vez que añades los ojos, le darás la fuerza vital y se irá volando".
Incluso en la antigua China, una tierra de magia y milagros, los espectadores encontraron esto un poco descabellado. Claro, la pintura de Zhang era realista, pero no se tragaban todo el cuento de que la "pintura se iría volando".
Así que, con cuatro toques de su pincel, Zhang hizo dos puntitos en los ojos, dándoles pupilas a dos de los dragones. Ante esto, un rayo golpeó repentinamente la pared donde estaban pintados los dragones.
Los dos salieron volando de la pared, se elevaron hacia el cielo y desaparecieron en la distancia. Los otros dos dragones sin pupilas permanecieron como pinturas en la pared.
Esta historia es el origen del modismo, "Pinta el dragón, dibuja sus pupilas" (畫龍點睛, huà lóng diǎn jīng). Significa añadir los toques finales a algo que ya es muy bueno, logrando la perfección.
Betty Wang
Colaboradora