Hablando de zapatillas de danza...
Cuando no estamos de gira, la vida útil de las zapatillas de danza es de más o menos un mes. Pero durante la gira, tengo suerte si mis zapatillas duran una semana. Cada año incluyo varios pares en mi equipaje, sabiendo que solo los más fuertes sobrevivirán al peligroso viaje.
El entrenamiento básico es algo cotidiano para los bailarines. Sin embargo, no todos los teatros tienen salas de ensayo. Incluso si tienen un salón, puede no tener pisos Marley, barras o espejos; a veces, es simplemente muy pequeño para meternos a todos adentro. Muchas veces no nos queda otra que ir al vestíbulo. Aquí, damas y caballeros, es donde comienza la verdadera batalla: la lucha entre la zapatilla de baile y la alfombra que hay debajo.
Si la alfombra es suave, el daño será mínimo. Pero si la alfombra es rugosa, roerá el material de la zapatilla, dejando eventualmente a mis dedos sobresaliendo por monstruosos agujeros. Remedios como la cinta adhesiva pueden brindar un alivio momentáneo, pero la zapatilla finalmente quedará inservible. Para entonces, mi único deseo es que mis medias no tengan el mismo final que mis zapatillas. Por lo tanto, desarrollé un profundo aprecio por los pisos Marley, y extraño mucho nuestros salones de danza.
Sin importar en qué condición de salud estén nuestras zapatillas de danza, bailar nunca es fácil. Cada sesión de entrenamiento básico no solo consume nuestras fuerzas físicas, sino también nuestro vigor mental. La lista de técnicas a practicar es interminable, y dominar el porte y las formas de la danza clásica china no es algo que uno pueda digerir rápido. Siempre hay algo en lo que trabajar, porque no existe el bailarín perfecto. Además, con nuestro cronograma de actuaciones, al final del día estoy tan agotada que no veo la hora de irme a la cama. Pero ni bien mi alarma empieza a sonar por la mañana, sé que me espera otro largo día, lleno de giros y saltos, ampollas y moretones, piscinas de transpiración, dedicación y determinación. Sin dolor, no habrá ganancia. No hay atajos; la única manera de mejorar es trabajando duro.
En realidad, después de acostumbrarme, está todo bien. En su mayor parte, me encanta bailar. En cuanto a la constante fatiga y las zapatillas de danza arruinadas, supongo que son solo algunos de los riesgos de la profesión.
Alison Chen
Bailarina principal de la Compañía Internacional de Shen Yun
01 de abril de 2011