Taiwán inolvidable
Relato de la primera incursión de la Orquesta Sinfónica Shen Yun en Taiwán
Durante nuestro concierto debut, afuera un tifón se estaba extinguiendo y otro llegaría en pocos días. Pronto descubrimos que este sería varias veces el status quo en esta aventura formoseña. Recordaré la primera gira por Asia de la Orquesta Sinfónica Shen Yun durante mucho, mucho tiempo. Comencemos por el principio…
Día 1
Aquí estamos, de pie ante otra ovación en Taoyuan, Taiwán, mientras nuestro director de orquesta Milen Nachev vuelve a su lugar en el podio. Bajo las fuertes luces, por el rabillo de mi ojo veo a mis compañeros de orquesta de pie, erguidos y orgullosos a pesar del sudor que les gotea del cuello. Con cada reverencia, siento que mi coleta se pegotea a mi cuello. (Además de las luces del escenario, esta isla atravesada por el trópico de Cáncer nos estaba ofreciendo un clima de 26º-32º incluso a fines de septiembre). Sin embargo, a pesar de lo cansada que estaba al final del concierto, mi sonrisa era firme. Tan firme que casi partía mi cara por la mitad.
Mientras, el público explotaba en olas de ovaciones y aplausos cuando el director de orquesta (como marca el protocolo sinfónico) salía y volvía a ingresar al escenario. Gritos de “¡Los amamos!” y “¡Bis!” llenaban la sala cada vez que el Sr. Nachev saludaba a la multitud. En Taoyuan esperó unos segunditos más para crear expectativas antes de girar e indicarnos que nos sentemos para una selección final con mi obra favorita para los bises: la alegre En las montañas, de inspiración taiwanesa.
En una palabra, nuestro primer concierto en Taiwán fue inolvidable.
El clima lo arruinó
A las dos semanas de la gira, las alarmas de tifón y el cierre de rutas obligó a nuestros presentadores a cancelar el concierto en Taitung. Esta es una ciudad que Shen Yun todavía no visitó. Cuando la Compañía Mundial de Shen Yun estuvo de gira por Taiwán durante la primavera, la prensa local informó que cientos de habitantes llenaron varios autobuses y viajaron por ocho horas para asistir al show más cercano, en la provincia aledaña.
Si hubiéramos podido realizar ese concierto, habría sido la primera vez que una orquesta extranjera se presenta en Taitung. Otra dolorosa verdad es que entre todas las ciudades de nuestro itinerario taiwanés, las entradas para el concierto en Taitung fueron las que más rápido se agotaron. Por eso me apena que los ‘taitunianos’ tengan que esperar un poco más para vivir la experiencia de Shen Yun cerca de sus casas.
Mientras tanto, experimenté mi primer tifón, lo que significó estar confinada en un hotel, con un incesante viento aullando afuera y cosas volando por todos lados. Esto ciertamente no mejoró mi humor de “concierto cancelado”. Sin embargo, esta interrupción meteorológica en nuestro calendario me hizo valorar aún más cada oportunidad que tenemos de tocar.
En la Orquesta Sinfónica Shen Yun es total responsabilidad de los músicos poder conjurar la majestuosidad de una corte imperial y el color de los pétalos de la udumbara, sin bailarines, vestuarios ni imágenes de fondo. Es increíblemente inspirador ver gente tan emocionada por nuestra música. Y luego de unas cuantas ciudades, mi entusiasmo definitivamente seguía al máximo nivel. Cada concierto es valioso, mientras trabajamos para transmitir la belleza de la cultura tradicional.
No veo la hora de tocar para el resto del público en esta extraordinaria gira de la Orquesta Sinfónica. Próxima parada: ¡Carnegie, allí vamos!
Chani Tu
Violista
03 de octubre de 2016