El final, ¿o solo el comienzo?
La temporada 2012 ya pasó. Durante medio año, Shen Yun viajó miles de kilómetros por docenas de ciudades, realizando cientos de presentaciones para cientos de miles de personas en todo el mundo. Ahora todo ha terminado.
Aunque esta es mi quinta gira con Shen Yun, no fue más fácil que en años anteriores. He experimentado las mismas presiones para asegurar un espectáculo perfecto, el mismo cansancio de largos días (y noches) de viaje, y la misma alegría y alivio que nos invade cuando completamos nuestro último show de la temporada. Hemos completado nuestra misión y regresado triunfantes.
Nuestro último obstáculo es el examen semestral de danza, después del cual seremos libres en unas vacaciones de dos semanas. Finalmente un descanso después de un cronograma muy apretado e interminables clases de danza, fatiga física y presión mental. ¿O… no?
La verdad es que los bailarines nunca tienen un descanso verdadero. Aun unos pocos días sin entrenamiento nos pueden alejar de nuestro estado óptimo. Por eso, aunque seamos libres por dos semanas, se supone que debemos mantener nuestro entrenamiento de danza, elongar todos los días y tratar de no aumentar demasiado de peso. Por supuesto, tratar de hacer esto durante las vacaciones es otro tipo de reto. Por eso, una vez que se terminan las vacaciones, me toma un tiempo volver al estado óptimo de danza.
Es más, nuestro próximo calendario de verano ya está repleto. Nuestros coreógrafos y compositores ya están creando nuevas danzas y partituras para la temporada del año que viene; tan pronto regresemos de las vacaciones a principios de junio, nos meteremos de lleno en los ensayos. Muchos también estaremos preparando nuestra participación en la tan esperada Competencia Internacional de Danza Clásica China de NTD en Nueva York. Esto implica elegir temas para bailar, armar la coreografía de nuestras propias rutinas de danza, encontrar la música y mucha práctica.
La próxima ronda de ocupaciones ya está esperando—y pensar que acabamos de terminar la gira. Antes de darnos cuenta, estaremos una vez más en la carretera.
La vida del bailarín es agotadora, pero por eso también es muy gratificante. Después de todo, sin amargura, no habría dulzura. Después de meses de duro trabajo, es gratificante ser capaz por fin de relajarse y descansar. El descanso nos permite reflexionar sobre el camino que hemos recorrido y preparar el camino a seguir. Citando el final de El reino prohibido: “Cuando un cuento termina, otro comienza”.
Gary Liu
Bailarín de la Compañía Internacional de Shen Yun
30 de mayo de 2012